Hola, soy Marcos Emiliano Mesa de caseros, Buenos Aires, Argentina. En este espacio, quiero ofrecerles, un entendimiento del mensaje que nos propone Jesus, ejemplos para poder vivirlo en lo cotidiano.Tambien quiero presentar explicaciones de la liturgia para vivir las distintas etapas de la iglesia con plenitud.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

¡Feliz navidad!

Si te sientes feliz en Navidad, no te extrañes. Tienes derecho y razón de ser feliz. Si en Navidad sientes deseos de hacer las paces con todo el mundo, hazlo sin dudar.

Los ángeles te lo indican: Paz a los hombres de buena voluntad. Si tienes deseos de hacer las paces con Dios en Navidad, ¿por qué esperar?

Es el momento más adecuado. No todos los días sientes los mismos deseos. Es mejor pedir perdón a un Niño que a un Hombre.

Mejor acudir al tribunal de la Misericordia que al de la Justicia. Si te sientes triste en Navidad, no has entendido.

¿Triste cuando Dios viene a tu encuentro lleno de amor y ternura? Si sigues odiando en Navidad, no has comprendido. Navidad es la fiesta del Amor, del Perdón, de la Paz, por si no lo sabías.

Si sigues siendo un pecador en este tiempo, la Navidad no existe para ti. La Navidad te invita a recuperar tu alma de niño, el niño inocente que fuiste alguna vez.

Al nacimiento de Jesús fueron invitados unos pastores, gente sencilla y buena. No fueron invitados los cortesanos de Herodes, ni los fariseos, ni los miembros del Sanedrín.

No fueron los grandes de este mundo, sino los pastores. Por humildes y sencillos, por ser dóciles al mensaje Divino.

Hoy siguen siendo invitados los humildes, los que aceptan a Dios y sus mandamientos, los sencillos, los pobres de espíritu.

Jesús es el patrón de los desamparados, de los sin techo, de los emigrantes, de todos los miserables, enfermos, hambrientos… Cristo nace como un gitano.

Para el Creador del mundo un establo de animales. No había lugar para Él en ninguna casa de Belén. Para enseñarnos que las cosas materiales no son la felicidad del hombre sino las celestiales. ¡Qué contraste tan brutal con ese afán nuestro de poseer más y más cosas!

Nunca estamos satisfechos con lo que tenemos. “He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir”… Ojalá que esta Navidad, tú también puedas decir eso: He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir…

Porque de lo contrario, “aunque Cristo naciese mil veces en Belén, si no nace en ti, seguirás eternamente perdido”.

martes, 16 de diciembre de 2008

Entre todos preparemos el pesebre, es tiempo de compartir.

San josé, modelo de fe y de obediencia a Dios, nos enseña cómo ser corresponsables en el plan de salvación, poniendo a disposición toda su persona, sus fuerzas, sus capacidades. Y esta disponibilidad lo hace plenamente eficaz, porqe se ha puesto al servicio del proyecto de Dios, que trasciendo su proyecto personal, pequeño y egoísta.

La corresponsabilidad implica sumir
con madurez y compromiso nuestra fe cristiana,
participando activamente en la obra evangelizadora de la iglesia
y poniendo a disposición nuestro tiempo, bienes y talentos.
La eficacia pastoral, será fruto de un profundo discernimiento
ante los desafios que nos presenta la realidad.
"Yo doy gracias a Dios cada vez que lo recuerdo. Siempre y en todas mis oraciones pido con alegría por todos ustedes, pensando en la colaboracíon que prestaron a la difusión del Evangelio, desde el comienzo hasta ahora. Estoy firmemente convencido de que aquel que comenzó en ustedes la buena obra la irá complementando hasta el dia de Cristo Jesús. Y es justo que tenga estos sentimiento hacia todos ustedes, porque los llevo en mi corazón, ya que ustedes, sea cuando estoy prisionero, sea cuando trabajo en la defensa y en la confirmación del Evangelio, participan de la gracia que he recibido." (Flp. 1, 3-7)
Para reflexionar:
¿Me siento corresponsable en la vida parroquial?
Me hago el propósito de participar un poco más en el 2009 (¿en que actividad o área pastoral me gustaria trabajar?...)

viernes, 12 de diciembre de 2008

Todos los días pueden ser Navidad

Todos sabemos que es un día súper y se empieza a notar en el ambiente. Ya desde el 24 de diciembre en la tarde parece que todos te tiran muy buena onda y hay una vibra muy especial en el ambiente. A los chavos que les toca trabajar ese día, ya como a las cuatro o cinco de la tarde todos se ponen sentimentales y se desean miles de cosas buenas. En casa, a pesar de las carreras por tener lista la cena, cuando llegan los invitados todo parece estar a pedir de boca y muchos de ellos se alivianan y se ofrecen a ayudar en lo que sea necesario. No falta desde luego algún imprevisto o las lágrimas de la abuelita o del abuelo que se acuerdan de tantas cosas. Bueno, ¡qué importa! Hasta esas pequeñas cosas entran en la fiesta y a nadie incomodan.

Y ese buen ambiente, esas buenas vibras parece que se continúan por varios días. Tal pareciera que hay algo mágico en esos días, como si Harry Potter hubiera hecho algún encantamiento: todos tratamos de estar de buen humor, tratamos de disculpar a los otros. Como que damos lo mejor de nosotros mismos y los otros también dan lo mejor de ellos mismos. Hasta nuestros jefes parece que nos dejan descansar un poco esos días y nos dejan de tirar mala onda y ni quien se acuerde de los exámenes reprobados, de las malas calificaciones o de los amigos “que ya sabes que no me caen nada bien”.

¿Has pensado que pasaría si la magia de esos días se prolongara durante todo el año? Yo creo que nuestra vida y nuestro mundo serían completamente distintos. Ahora que estamos tan afectados por todo lo que ha pasado en Nueva York con los actos terroristas, sería bueno pensar algo por mejorar el mundo, ¿no crees? Espera, no quiero que te vayas de Anti – global o que la hagas de kamikaze. No. Basta simple y sencillamente que nos decidamos a dar lo mejor de nosotros todos los días, a prolongar por todo el año el buenérrimo ambiente de la Navidad. Cierto que no es cosa fácil, pero lo podemos ir ensayando todos los días. No nos va a salir a la primera, pero lo bueno es que ya sabemos cómo hacerlo. Poner tu mejor cara, disculpar los errores de los demás, pedir las cosas por favor, tratar de no criticar a nadie. Bueno, para que seguir. Hay una lista enoooorme de cosas que sabemos muy bien que se pueden mejorar.

De ti depende que la magia continúe. Cierra los ojos. Imagina una Navidad eterna. ¿Te gustaría? Ahora... abre los ojos y ponte en marcha. ¡Sí se puede! ¡Sí se puede!

jueves, 4 de diciembre de 2008

Longanimidad: alarga el corazón para esta Navidad

Si tienes un corazón de uva pasa o de camisa fina sin planchar, estira tu alma esta Navidad. Para lograr un corazón sin arrugas, practica la virtud de la longanimidad.

Esta virtud nos sabe más a platillo de cocina o a tacos de la esquina, que a alimento espiritual. Sin embargo, la longanimidad es un fruto del Espíritu Santo que nos ayuda a vivir con grandeza y constancia de ánimo en medio de las dificultades cotidianas. Nos invita a tener un espíritu magnánimo y bondadoso aún a pesar de las tribulaciones.

Nosotros debemos suplicar constantemente a Dios: ¡danos un corazón grande para amar! Lejos del espíritu cristiano las almas mezquinas y apretadas.

Las dificultades económicas y sociales de este año seguramente han repercutido en nuestro entorno familiar, por ello la longanimidad nos ayuda a prepararnos para esta Navidad. A este respecto escribía san Pablo a los primeros cristianos: “más aún: nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza; y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (cf. Rm 5,5). Por ello, esta Navidad económicamente difícil, ensancha tu alma y no dejes de ayudar a alguna obra de caridad: un orfanato, un hospital, una asociación que lucha contra la discapacidad, etc. Acrecienta también su Navidad. Eso puede hacer la diferencia.

No es suficiente agigantar tu corazón sólo en una ocasión. La constancia forma la virtud. Los gimnastas para conseguir la elasticidad de sus brazos y piernas se entrenan día tras día. Hoy un poco, mañana un poco más, hasta lograr una extraordinaria flexibilidad. Por ello empiezan desde niños. Así también los adultos debemos aprender de nuestros niños que por naturaleza son de espíritu más grande que nosotros.

Los años pasan, el ceño se frunce, nos hacemos roñosos, se arruga la piel y se arruga el corazón. Así que para evitar los desgarres y calambres espirituales necesitamos ejercicios de maleabilidad para el alma.

Por ello, este Adviento incrementa la ayuda y el perdón en la familia. Márcale al hermano con quien estás peleado. Escríbele a tu padre si se encuentra lejos. No dejes de visitar al abuelo. Platica con tu hijo aunque sea un descarriado. Reconcíliate con Dios si lo has abandonado. No te sientes a comer el pavo si todavía hay alguno con quien no te hayas reconciliado.

En 1948 había un hombre llamado Giovanni, tenía varios hijos, era labrador y vivía en condición extrema de pobreza. Su única posesión era media vaca. ¿Media vaca? Sí, pues la tenía a medias con un dueño, del que era aparcero. Su aspiración, por necesidad vital, era ser dueño exclusivo de una vaca. En una carta del 19 de marzo del mismo año el hermano, que estaba al corriente de su situación, le mandó 50.000 liras para cubrir otra urgencia improrrogable y le comentó: “por lo que se refiere a la vaca, ya te dije una vez que no te preocupes. Yo me encargaré del asunto. No hace falta que te diga más, pues tú me sabes comprender”.

Angelino, que así le llamaban, cumplió con su hermano y el 7 de agosto de 1948 le mandó otra carta diciendo: “adjunto, para tu consuelo, un cheque por 150.000 liras, como precio de tu vaca, que antes poseías a medias. Este cheque ya está pagado. Es decir, ya no estás en deuda. Asumir yo toda esta carga me cuesta un poco, como te dije de palabra, pero la Providencia se ocupará de ti y de mí”.

Angelino, Angelo Roncalli, 10 años más tarde llegó a ser el Papa Juan XXIII. Un hombre, ya beatificado, al que todo el mundo recuerda como el “Papa bueno”. Toda su vida practicó la virtud de la longanimidad y Dios lo premió. Porque Dios bendice a las almas grandes y ama a las que dan con alegría.